domingo, 16 de julio de 2017

Las tardes y las noches

"Nadie rebaje a lágrima o reproche 
Esta declaración de la maestría 
De Dios, que con magnífica ironía
Me dio a la vez los libros y la noche".
Poema de los dones. JLB.

Esperando la señal que rompe el silencio. Creyendo en lo posible del encuentro. Tomó por signo de aquello compartido, las letras y los gestos. Los múltiples y breves elementos que a lo largo de los días, alentaron a la búsqueda del improbable centro, en su rostro y sus suspiros. Procurando sin apuro, la danza de palabras y saludos, de esperas y sonrisas, que prefiguran el futuro y el anhelado beso. 

Las tardes y las noches (medios días) tornaron sin quererlo, los deseos en presente, los encuentros en recuerdos y su rostro (su perfil), en el rostro de la vida. Bastando (cual si fuera poco) para pensar nuevamente, en la alegría de existir. Mientras que con timidez fingida, en medio del frío atenuado por la luz y su abrazo, decidió hacer a un lado el velo, para mirar (tocar, oler, besar). Queriendo alargar los minutos o  devenir, como la escena del banquete, en memoria indeleble. 

Y como si quisiera darse a entender que, aquello que en verdad se espera en realidad acontece, el calor que solo en la noche compartida (doblemente sentido, doblemente vivido) se nota, permite decir que eso, la esperada señal, no era requerida o que si lo era, podía ser ignorada en el mundo contingente de lo que acaece.