viernes, 26 de diciembre de 2014

Desencuentro

Entre lo vacilante de sus pupilas y lo incrédulo de mi mirada, dos palabras o tres, pudieron más que los discursos previamente repasados y los remilgos de una vida ensimismada; mientras la tenue linea entre sus labios expresaba al mismo tiempo, el todo y la nada inmemorable.

Pude sentir, como sus palabras se llenaban de cansancio, semejantes a las mías, de hace unas horas, expresaban una incipiente desazón, pequeña pero suficiente para cambiarlo todo entre los dos. Su mirada de sorpresa y el desprecio de la mía, indicaron lo que sus labios no.

Quisimos buscar en los recuerdos; pero si de volver a atrás se tratase, entre los tantos antojos y los anacrónicos momentos, unos más gratos podrían hallarse. La revisión constante de la memoria detiene el registro del presente y el añoro del futuro. En últimas, aquello que nos mueve. 

Y a pesar de creer firmemente en la afirmación Borgiana; él que da no se priva de lo que da, dar y recibir es lo mismo, también entendí lo difícil que es reparar por si solo la ilusión más de dos veces.

Comprendí esta vez, que no es posible simular una renuncia verdadera; que las decisiones nunca son totalmente propias y que nada (o todo) es tan cierto como un domingo de solsticio. Y a pesar de lo acordado; despojar de egoísmo la entrega y vivir la simpleza del silencio, el resultado no podía ser otro. El arrojo de la carga, por la búsqueda y encuentro de la levedad.