"¿Lo recorremos juntos?", dijo más como afirmación que como pregunta y sin esperar una respuesta me tomó de la mano, mis piernas como los más fieles de los hombres le siguieron sin reparo, luego de un rato pensé en preguntar a donde. Mientras le seguía empecé a imaginar que la fuerza de sus pasos sería el preludio del movimiento de sus caderas y que la energía desprendida en la caminata tan solo una muestra pobre de la que pronto sería usada.
Si en la firmeza del andar se evidenciara los deseos, seguramente nos tomarían por deseosos; llegamos a lo que pareció no asemejarse a nada, solo la noche y un par de estrellas adornaban la blancura universal, la ceguera esa que ya había sido descrita por el portugués, la que nos llevaba a retomar los más primitivos de los instintos, las más básicas formas de habitar; se detuvo y me detuvo a la vez que con sus manos me invitaba a dejarlo todo a un lado,sin esperas así lo hice y a la par de mis prendas los prejuicios fueron despojados, yaciendo sin gracia ante toda la que posee la desnudez.
Similar a la antigua usanza de acomodar el cuerpo de otro para saciar el propio, acomodamos los nuestros con la laxa intención del egoísmo, pues lo que en últimas importaba nos era desconocido, los preludios se cumplieron y una vaga satisfacción llenó los espacios que creábamos con cada uno de nuestros movimientos.Tomar el espacio era el objetivo, y a toda costa la estrategia, los medios todos fueron permitidos.
Si en la firmeza del andar se evidenciara los deseos, seguramente nos tomarían por deseosos; llegamos a lo que pareció no asemejarse a nada, solo la noche y un par de estrellas adornaban la blancura universal, la ceguera esa que ya había sido descrita por el portugués, la que nos llevaba a retomar los más primitivos de los instintos, las más básicas formas de habitar; se detuvo y me detuvo a la vez que con sus manos me invitaba a dejarlo todo a un lado,sin esperas así lo hice y a la par de mis prendas los prejuicios fueron despojados, yaciendo sin gracia ante toda la que posee la desnudez.
Similar a la antigua usanza de acomodar el cuerpo de otro para saciar el propio, acomodamos los nuestros con la laxa intención del egoísmo, pues lo que en últimas importaba nos era desconocido, los preludios se cumplieron y una vaga satisfacción llenó los espacios que creábamos con cada uno de nuestros movimientos.Tomar el espacio era el objetivo, y a toda costa la estrategia, los medios todos fueron permitidos.